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Biografía de Ramon Llull Notas

 
Primeros escritos

Relatados estos hechos, la Vida abre un nuevo capítulo en la biografía luliana: “Después de todo esto, habiéndose enterado el rey de Mallorca que Ramon había escrito algunos libros buenos, le mandó llamar para que fuera a Montpellier, donde el rey a la sazón residía”.

Esta referencia nos permite, en primer lugar, volver sobre el periodo anterior y reconstruir la ocupación de Llull durante estos años. Dos términos, usados de modo programático por la Vida , nos señalan el eje fundamental: estudio (causa discendi) [i] y contemplación (causa contemplandi) [ii] . En una continuidad lógica a partir de la conversión, Ramon Llull parece haber iniciado un proceso de vida eremítica que poco a poco va absorbiéndole y alejándole de sus compromisos domésticos. De hecho no se trata de un abandono de su familia y de su casa desde el primer momento. Su propósito misionero se iba concretando en una actividad, escribir un libro, que no requería tal abandono y, por otra parte, podía seguir el ejemplo de las iniciativas de discusión interreligiosa promovidas por laicos. El promotor de la discusión pública habida en Mallorca el año 1263, con un judío, fue un comerciante genovés, Inghetto Contardo.Sin embargo, el proceso vivido por Llull estos años le iba a diferenciar de cualquier otra estrategia misionera. La importancia creciente que concede a la contemplación va a la par con la formulación de una manera propia de entender la misión, tema que ya ahora se convierte en centro absoluto de sus escritos.

Tal vez por esto, y quizás de forma voluntariamente querida, se ha borrado toda huella del programa de estudio que siguiera Llull durante estos años. La única mención es el aprendizaje de la lengua árabe con el esclavo. Por mucho que la expresión se tome en un sentido amplio, siempre carecerá de contenido programático. Igualmente vagas resultan las deducciones a partir de los centros escolares (órdenes religiosas) abiertas en Mallorca por aquellas fechas. En resumen, al margen de lo que podamos deducir como ambiente cultural accesible a Ramon Llull, las únicas certezas que nos quedan de este periodo de estudio y contemplación, son las obras que fueron redactadas durante estos años.

Son tres las obras redactadas. De dos de ellas nos da cuenta la Vida, mientras la tercera debe incluirse por el estudio comparado del corpus luliano. Se trata del Llibre de contemplació, Ars compendiosa inveniendi veritatem y Compendium logicae Algazelis.

Evidentemente, Llibre de contemplació y Ars compendiosa inveniendi veritatem son dos obras fundamentales del sistema luliano. Sin embargo, incluso la narración de la biografía de Llull exige referirse constantemente a los temas presentados por estos escritos. Es en este sentido que resulta necesario incluir en este punto una breve descripción del contenido.

El Llibre de contemplació está escrito como oración meditativa dirigida a Dios. El objeto de la meditación o contemplación es el contenido de la fe, cuya formulación de referencia son los artículos de la fe. Esta contemplación tiene como objetivo la mejor comprensión de la fe. Es un objetivo propuesto a todo cristiano, pero de forma especial al misionero, que deberá considerarla como presupuesto de su acción.

La puerta de acceso a la comprensión de la fe es la meditación sobre Dios creador y salvador. Lo primero conduce a la consideración de la realidad creada en su conjunto y del hombre en particular. Mientras el segundo aspecto se centra en la persona y los misterios de la vida de Cristo. El hilo conductor de la reflexión es la manifestación en todo de aquellas propiedades que definen a Dios, como son bondadose, sabio, infinito, perfecto etc. Ramon Llull se refiere a estas propiedades con diversos términos, sobre todo llamándoles “virtudes”. Aparece ya, sin embargo, el término “dignidades”.

Para la reflexión sobre la manifestación de las virtudes de Dios, Llull toma como modelo la usual definición de ciencia. La ciencia, según la definición generalizada a partir de Aristóteles, es el conocimiento de las causas. El hombre comprende y explica la realidad, identificando las causas de las que ésta depende. Este proceso, además, es considerado constitutivo de cerdadera ciencia cuando procede según los criterios formales de la demostración.

Ramon Llull, por su parte, interpreta esta identificación o investigación de las causas como captación de los significados ofrecidos en la realidad misma. Es un proceso en diferentes etapas, que parte de la realidad tal como se ofrece a nuestros sentidos y va remontándose en una serie causal que, en último término, remite a Dios. Gran parte del Llibre de contemplació está dedicado no sólo a dar ejemplo de este proceso, sino a desarrollar una antropología acorde.

En referencia a este modelo, Llull va elaborando su método contemplativo de comprensión de la fe. En síntesis, se trata de considerar todo aquello que se afirma a partir de la fe, en tanto que realidad significativa de las virtudes divinas. Desde el punto de vista de la fe, sólo se accede al conocimiento de la verdad a través de la verificación de las virtudes divinas. Si alguna afirmación significa o implica la negación de alguna de estas virtudes, o una comprensión errónea de ella, tal afirmación será necesariamente falsa.

Existe, además, un segundo criterio sobre el cual fundamentar la investigación contemplativa. Las verdades de la fe, en efecto, constituyen un todo consecuente, de forma que la negación de una de ellas, implica la negación de las restantes. Por ello, una afirmación determinada puede ser examinada en sus términos explicativos (virtudes), investigando estos términos en la explicación de otra afirmación de fe. Por ejemplo, si el examen de la afirmación de la Encarnación conduce al poder de Dios como su explicación, se puede investigar si el poder entre en la explicación de la afirmación de la creación del mundo.
 
El último paso que emprende Llibre de contemplació, consiste en la audaz formulación de lo que Llull denomina “figuras”. Inicialmente una figura consiste en uno o el conjunto de términos que entran en consideración. Figuras serían los términos ‘bondad', ‘poder', ‘unidad de Dios', ‘encarnación' etc. Pero Llull da un paso más y propone representar estos términos por letras, de forma que ‘B' signifique ‘bondad', ‘C' signifique ‘poder', ‘E' signifique ‘unidad de Dios' etc. De todas formas, aunque en la obra se utilice profusamente este proceder, no se llega a una significación unívoca de las letras usadas.

Los tres puntos básicos a que Llull ha recurrido (el modelo del conocimiento por las causas, la afirmación de la universalidad de la significación y la función explicativa de las virtudes divinas), permiten que la comprensión de la fe resultante pueda exponerse en formulaciones que reciben la denominación de “argumentos”, “razones”, “razones necesarias” y similares.

El objetivo misional de la obra, por otra parte, se alcanza al contener el libro no sólo un medio para avanzar en la personal comprensión de la fe, sino al aportar un método y un conjunto de recursos explicativos que podrán ser utilizados en la efectiva actividad misionera. Una actividad, por cierto, definida fundamentalmente como diálogo respetuoso, ofrecido desde un compromiso personal de perseverar hasta incluso el martirio.

No falta tampoco, en Llibre de contemplació , el carácter universal o enciclopédico que colorea todo el sistema y las obras lulianas. Ante todo, porque la fe es algo que incluye en su consideración absolutamente toda la realidad. Y en segundo lugar, porque los principios, sobre los que se basa el proceso presentado, permiten una continuidad reflexiva a partir de la realidad tal como se ofrece a la percepción sensible del hombre.

Todos estos temas no se encuentran reflejados en la estructura redaccional del libro. Lo que aparece en primer lugar es la distribución de la obra en 366 capítulos, uno para cada día del año. Ulteriores subdivisiones se motivan con referencias simbólicas: 5 libros según las llagas de Cristo, 40 distinciones según los días de Jesús en el desierto, 30 párrafos cada capítulo según las monedas en que fue vendido Jesús etc. Curiosamente, en estas motivaciones simbólicas, ofrecidas en el prólogo de la obra, no aparece su fundamental división en tres volúmenes.

Este es el Llibre de contemplació . Sorprende que una obra de este alcance pueda ser la obra de una persona de la que se nos dice que no conoce “sino un poco de gramática” y que está ahora aprendiendo lo necesario. La perplejidad crece aún más cuando debemos dar fe al testimonio que nos dice que tal obra fue inicialmente redactada en árabe. No existen motivos razonables para rechazar este testimonio. Así como tampoco cabe pensar en una diferencia sustancial entre las dos versiones, de las que la árabe sería un esbozo, aunque el texto catalán nos diga que en esta versión se añaden reflexiones nuevas.

El texto catalán, por otra parte, ocupa el lugar de honor en la historia de la literatura catalana. Caso prácticamente único en la historia de las lenguas romances, el catalán tiene en los escritos de Ramon Llull, y muy especialmente en el Llibre de contemplació , un inicio que no deberá aguardar siglos de evolución para obtener su obra maestra. La obra de Llull explora todas las posibilidades de vocabulario, de estructura gramatical o de recursos estilísticos de la nueva lengua. Estamos apuntando a otro de los riquísimos aspectos de la figura de Ramon Llull.

Junto al Llibre de contemplació , comparte este primer momento creativo de Llull el Ars compendiosa inveniendi veritatem . A primera vista, una obra totalmente distinta, casi incompatible con la anterior. Su texto es relativamente breve y sorprende al lector con la introducción de un vocabulario muy particular, sin explicación previa alguna. Las primeras páginas consisten en poner ante el lector cinco figuras circulares, designadas con las letras A S T V X, algunas de ellas compuestas a su vez por figuras triangulares o cuadrangulares. Después de una muy sumaria presentación ( expositio ) de estas figuras, dedica algunos capítulos a mostrar su funcionamiento ( applicatio ). La segunda distinción se abre con la consideración de lo que podemos entender como condiciones ( modi ) que especifican el uso de las figuras, y que son utilizados en siete temas ( quaestiones ) de teología, a modo de ejemplo. La tercera distinción repite el esquema de la segunda, y presenta treinta modos especiales y sesenta cuestiones.

Dejando para más adelante la exposición del contenido doctrinal de la obra, interesa ahora recordar, que el Ars compendiosa inveniendi veritatem crea el que será el esquema permanente de la presentación del Arte luliana: exposición de las figuras, elenco de los resultados combinatorios contenidos en las figuras y aplicación a cuestiones diversas, con referencia a todos los ámbitos de la realidad.

Los elementos que llenan este esquema irán sufriendo modificacioes muy importantes, comportando la incorporación de elementos nuevos y padeciendo la pérdida de otros anteriores. Siguiendo cronológicamente esta evolución, se accede a una lucha tenaz de Ramon Llull por conseguir audiencia para sus propósitos, plenamente convencido de la utilidad misionera, y aún universal, de su sistema.

Con este convencimiento y con el bagaje de estas obras, Ramon Llull acude a Montpellier llamado por el infante Jaume de Mallorca. Este viaje, que se situaría entre 1274 y 1275, abre un nuevo periodo, de unos diez años, de cronología incierta, aunque resulte bastante claro en que se ocupó Ramon Llull durante este tiempo.

[i] VC 10
[ii] VC 14